lunes, 1 de diciembre de 2014

Inicio de una historia III



En el hogar le trataban como un rey. Su madre y hermana mantenían la casa como los chorros del oro, la comida lista su hora, y las camisas siempre bien planchadas. Gundemaro, porque así se llamaba, era desde hacía años el único sustento, y como tal, controlaba hasta el último céntimo de euro que se gastaba. Debían entregarle el ticket de cada cosa que se compraba, para los gastos personales de ellas había destinada una cantidad muy escasa, lo que les obligaba a adquirir cremas y maquillajes de malísima calidad que, en más de una ocasión, les produjo alergias.
Gundemaro no movía ni un solo dedo. Llegaba de la librería, siempre de mal humor, normalmente quejándose de lo inculta que era su clientela, se sentaba a cenar y, desde ese instante, la única palabra que se escuchaba en aquel hogar era la suya.
-         Necesito dinero para cortarme el pelo – se atrevió a pedir su hermana Dolores
-         ¿Otra vez? – casi reprochó Gundemaro
Ella le miró muy sorprendida.
-         La última vez fue hace casi siete meses, ya no me aguanta el peinado, no tengo forma ning….
-         Chiiiiiiiiiis – le interrumpió muy enfadado- No me interesan tus tonterías, cuando pasen ocho meses hablamos…

    No se me ocurre nada más, fingiré que Fellini me está esperando..

5 comentarios:

  1. Vigesimoquinto intento
    Un abzo
    Jesus Locampos

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  2. Muy bueno Susana ¿continuará? Espero que sí. Un abrazo

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  3. Me he quedado con ganas de más.

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  4. Estoy convencida que la mala leche de este señor viene motivada por algún trauma...nos vas a sorprender seguro..

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  5. La curiosidad y el interés por saber más de Gundemaro y sus circunstancias crece de manera exponencial. ¿Para cuándo el siguiente?
    Besos a Fellini en los bigotes.

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