(…)
A los que no
conseguía engañar, los alejaba o intentaba hacer creer que eran personas
ineptas no merecedoras de su consideración. Poseía un alto concepto de sí mismo,
era el más culto e inteligente, el más eficaz y resolutivo, el más tacaño y
cruel…Por tanto, todas las cualidades que no tenía, eran consideradas por su parte como virtudes
menores e incluso absurdas. Por esta razón había perdido el respeto por la belleza,
el amor y los momentos divertidos de la vida. Le parecía superfluo. Se había
convencido de que alguien de su altura no perdía el tiempo en menudencias. Estos
pequeños detalles mundanos, según él,
eran consuelo de tontos y fracasados.
Una vez se
enamoró, de una de las dependientas que contrató en su pequeño negocio de
libros. Una mujer treintañera, bella e interesante. Sintió que tenía una
oportunidad de amar, una señora de tal altura intelectual, seguramente, captaría
su ilustrada esencia y no podría hacer otra cosa que enamorarse de él. Una
noche la invitó a salir, ella creyó acudir a una cena de trabajo y como una empleada
se comportó, si bien sintió cierta
extrañeza al observar el nerviosismo, acompañado de una sonrisita bobalicona,
de su siempre estirado jefe (Alguna vez llegó a pensar que le extirparon el
corazón al nacer y sobrevivía con uno robotizado). Cuando llegaron los postres,
y tras dos copas de vino, el enjuto caballero pensó que había llegado el
momento de iniciar un acercamiento físico. Torpe en estas aventuras, posó su
fría y huesuda mano en la de ella. La pobre se estremeció de horror. Le miró
con los ojos muy abierto antes de salir corriendo del restaurante, casi como
alma que lleva el diablo. No volvió ni para recoger el finiquito por no volver
a verlo.
A partir de entonces,
tras semanas sintiéndose avergonzado, contrató solo a hombres y no volvió a
pensar en el amor. Este episodio le hizo desarrollar una profunda misoginia.
Todas las mujeres eran bobas e incultas. Todas menos su madre.
Seguiré,
seguiré… ¡Pero me está esperando Fellini!
Me encanta cómo vas desvelando la personalidad del protagonista en la dualidad de cómo se ve a sí mismo y en la forma que le ven los demás.
ResponderEliminarExpectante por leer la continuación de la historia.
Besos a Fellini en los bigotes.
veremos si soy capaz de continuar la historia!!
EliminarMe queda ese gusanillo de querer saber más, se me hace cortito quiero más ;)
ResponderEliminarEspero escribir más :-)
EliminarSigue contando y que Fellini espere....
ResponderEliminarjijijijiijijij
EliminarPobre ser...todas menos su madre,la dependienta no será la unica que huya...
ResponderEliminarVeremos como continuamos....
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