lunes, 9 de marzo de 2015

GUNDAMARO EXPLOTA LA BOMBA




Misteriosamente, las llamadas telefónicas para Dolores fueron disminuyendo hasta desaparecer. Sin explicación alguna, como llegaron desaparecieron sumiéndola en una profunda tristeza.
No podía estar disfrutando más Gundamaro, la veía sufrir en silencio, quedarse en casa tarde tras tarde, y perder lentamente aquella preciosa luz que la iluminaba desde el primer día del año. Gundamaro había sacado provecho de todas las conversaciones grabadas. Fue envenenando lentamente al grupo, haciéndoles creer que su hermana se dedicaba a desvelar secretos y a criticar cruelmente. Daba datos tan precisos que resultaba imposible no creerlo.
-Yo no quería deciros nada, a fin de cuentas en mi hermana, pero siempre ha sido una persona peligrosa. Se va de la lengua y también miente mucho. Yo la he visto destrozar vidas, por eso esta tan sola…-dijo fingiéndose muy apenado cuando se reunió una noche con el grupo.
“¿Quién lo podía pensar?” “¡Parecía un cielo!””¿Pero de verdad te ha contado eso?”. De la sorpresa pasaron a la ira en un instante, no quisieron aclarar las cosas con ella. Cortaron el contacto y se alejaron sin más. A Dolores ni le llamaban ni le cogían el teléfono. Una terrible angustia se apoderó de ella. Era obvio que había hecho algo mal ¿pero el que? Repasaba en su mente cada encuentro de las últimas semanas, no era capaz de encontrar ninguna pista. Se sentía muy perdida y hundida. No soportaba la presencia de su familia, por ello, cada día pasaba más tiempo encerrada en su habitación pensando y llorando hasta que…algo brillante sobre la estantería llamo su atención…